viernes, 30 de noviembre de 2012

Año de la fe 5. Las grandes confesiones cristianas


He venido presentando los principios de la fe cristiana (el Credo más antiguo), partiendo del Nuevo Testamento.
Sobre ese fundamento (la fe de Jesús, las primeras confesiones cristianas del NT), la Iglesia ha elaborado una serie de "credos" que recogen la experiencia básica de Jesús, pero la van traduciendo de una forma "orgánica", en claves que, al fin, son de cultura helenista.
Estos credos posteriores, que hoy presento, son fundamentales, y entre ellos destacan dos: El Credo Romano (o apostólico, más simple y narrativo) y el credo Niceno-Constantinopolitano, más extenso, formulado para defender la fe contra unas determinadas herejías, en un contexto helenista.

Año de la fe 4. Confesión cristológica: títulos mesiánicos



Como he venido indicando en los días anteriores, la confesión cristiana se condensa en el despliegue de la historia personal de Jesús, Dios encarnado. En ese contexto interpreta la iglesia el doble mandamiento de amor (a Dios y al prójimo), lo mismo que la homologuía o confesión a-titular antes señalada.
Pues bien, dando un paso más, la iglesia ha puesto al comienzo de su credo histórico (centrado en la historia de Jesús, Dios encarnado) las tres homologuías o títulos que expresan su identidad de Jesús: es Cristo, Hijo de Dios, Señor del mundo. Ciertamente, esos títulos los no pueden separarse de la 'historia' de Jesús (desde su preexistencia a su parusía), pero expanden su sentido en palabras de tradición venerable. No son para elevarnos sobre el mundo y así negar la carne de Dios, sino para confirmar su sentido y avalar su importancia.

Domingo I de Adviento

Indignación y esperanza


2 de diciembre de 2012 (Lucas 21,25-28. 34-36)
Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.
Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará "signos" de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Año de la fe 3. El primer credo cristiano: Confesar a Jesús



Cristianos son aquellos que "confiesan" a Jesús, es decir, que confían en él... No creen en unos dogmas separados, sino en la persona de Jesús como mediador y enviado de Dios.
Así lo indica la primera confesión expresamente cristológica del Nuevo Testamento: "A todo el que me confesare ante los hombres, yo también le confesaré ante mi Padre que está en los cielos" (Mt 10, 32 par).
Confesar a Jesús, vivir desde Jesús
Esta es una confesión de entrega personal y de encuentro con Jesús y con aquellos en él representados, más que de teoría o verdades generales (como ciertos credos posteriores). No nos vincula con leyes o principios religiosos, sino con personas: Jesús y sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Ella nos sitúa en el centro del testimonio cristiano, orientado al amor concreto a los demás, no con puras palabras, sino con obras de servicio: dar de comer, de beber, acoger en la casa.

Año de la fe 2. El Credo de Jesús (Escucha Israel...)


El punto de partida de la confesión cristiana es el anuncio escatológico de Jesús (¡Llega el Reino!), inseparable de su mensaje y entrega en favor de excluidos del sistema de sacralidad del templo. Pensaban (y piensan) otros judíos que la esperanza sigue abierta, pues Dios no ha culminado su manifestación, ni ha llegado la plenitud para los hombres. Jesús, en cambio, anuncia y expresa de forma solemne su llegada: "Se ha cumplido el Tiempo se ha acercado el Reino de Dios. Convertíos y creed al Evangelio" (Mc 1, 15).

Evangelio del Domingo Trigésimo Cuarto del Tiempo Ordinario - Festividad de Cristo Rey


25 de noviembre de 2012 (Juan 18, 32-37)

El juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía Pilato cuando acudía a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de abril del año treinta un reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de Roma.
El evangelio de Juan relata el dialogo entre ambos. En realidad, más que un interrogatorio, parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que interesan mucho al evangelista. En un determinado momento Jesús hace esta solemne proclamación: "Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".

sábado, 17 de noviembre de 2012

Año de la Fe. 1. Los "credos" de Israel


Por voluntad del Papa Benedicto XVI se está celebrando el Año de la Fe. Por eso es bueno recoger las confesiones o credos cristianos, empezando por los israelitas (tema de hoy), pasando por la confesión de fe de Jesús, para detenernos después en las confesiones de fe de la Iglesia.
Esta serie del año de la fe tendrá, Dios mediante, cinco postales. Con ellas ofrezco mi pequeña contribución al mejor conocimiento del Credo... Comienzo diciendo que nuestra fe básica sigue siendo la fe israelita.
1. Introducción. Religiones e historia de Israel
Los credos son fórmulas muy condensadas que expresan la identidad religiosa de un grupo, condensan su visión de Dios y delimitan la frontera social de sus miembros. Por un lado, tienen carácter teológico: unos creyentes se atreve a expresar con palabras su visión de lo divino, definiendo el contenido de su fe. Por otro tienen un rasgo social: los creyentes, asumen la misma confesión y así se unen y separan de otros grupos religiosos. De un modo introductorio, podemos precisar cuatro tipos de confesiones significativas, que se distinguen según las religiones, conforme a la historia y culturas de la humanidad:

Comentario al Evangelio del Domingo. Xavier Pikaza

Dom 33. Tiempo Ordinario, ciclo B. Mc 13, 24-32. Éstas son las palabras centrales del mensaje escatológico de Marcos, que unidas al camino de muerte y resurrección de Jesús, constituye el eje de su evangelio. Podían decirse y se decían (o se dirán) palabras semejantes sobre la venida del Hijo del hombre en otros lugares del judaísmo de aquel tiempo, partiendo de Dan 7, 13-14 (como en la tradición de Henoc y en la de Esdras), pero sólo los cristianos identifican al Hijo del hombre con Jesús crucificado y le interpretan en ese contexto.
‒ Significativamente, este Hijo de Hombre viene “después de aquella tribulación”, es decir, después de un tiempo como el nuestro..., en el que parecemos destruirnos unos a los otros. Ésta lucha actual no es el fin de todo (el fin de la historia, como decía Fukuyama, y como dicen muchos neo-capitalistas). Hay otras forma de vivir, habrá otra historia, que se iluminará con la venida plena de Jesús, el Hombre Verdadero.
Este Hijo de Hombre que viene no tiene rasgos guerreros, ni vence luchando a sus enemigos. Por eso, su llegada no puede entenderse como resultado de algún tipo de guerra (de una batalla de las galaxias), sino como triunfo de la gracia sobre la violencia. Sobre nuestro potencial de destrucción hay una gracia y ternura más alta: la Vida del Hijo del Hombre, que es Jesús, que cura, sana, convierte el odio en potencial transformador de comunión... Frente al poder de muerte de los hombres, el Dios de Jesús (Hijo del Hombre) aparece como signo de Gracia.

Evangelio del Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Oridnario

18 de noviembre de 2012 (Marcos 13, 24-32)
El mejor conocimiento del lenguaje apocalíptico, construido de imágenes y recursos simbólicos para hablar del fin del mundo, nos permite hoy escuchar el mensaje esperanzador de Jesús, sin caer en la tentación de sembrar angustia y terror en las conciencias.
Un día la historia apasionante del ser humano sobre la tierra llegará a su final. Esta es la convicción firme de Jesús. Esta es también la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno. Esta vida terminará. ¿Qué va a ser de nuestras luchas y trabajos, de nuestros esfuerzos y aspiraciones.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Evangelio del Trigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

11 de noviembre de 2012 (Marcos 12, 38-44)
El contraste entre las dos escenas no puede ser más fuerte. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a los dirigentes religiosos: "¡Cuidado con los letrados!", su comportamiento puede hacer mucho daño. En la segunda, llama a sus discípulos para que tomen nota del gesto de una viuda pobre: la gente sencilla les podrá enseñar a vivir el Evangelio.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Evangelio del Trigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario

4 de noviembre de 2012 (Marcos 12, 28-34)
Un escriba se acerca a Jesús. No viene a tenderle una trampa. Tampoco a discutir con él. Su vida está fundamentada en leyes y normas que le indican cómo comportarse en cada momento. Sin embargo, en su corazón se ha despertado una pregunta: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" ¿Qué es lo más importante para acertar en la vida?
Jesús entiende muy bien lo que siente aquel hombre. Cuando en la religión se van acumulando normas y preceptos, costumbres y ritos, es fácil vivir dispersos, sin saber exactamente qué es lo fundamental para orientar la vida de manera sana. Algo de esto ocurría en ciertos sectores del judaísmo.