Es la víspera de su ejecución. Jesús está celebrando
la última cena con los suyos. Acaba de lavar los pies a sus discípulos.
Judas ha tomado ya su trágica decisión, y después de tomar el último
bocado de manos de Jesús, se ha marchado a hacer su trabajo. Jesús dice
en voz alta lo que todos están sintiendo: "Hijos míos, me queda ya poco
de estar con vosotros".
Les habla con ternura. Quiere que queden grabados en su corazón sus
últimos gestos y palabras: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis
unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La
señal por la que os conocerán todos que sois mis discípulos será que os
amáis unos a otros". Este es el testamento de Jesús.