domingo, 28 de julio de 2013

Inicio del proceso de canonización

El obispo inicia el proceso de canonización de la Hermana Juanita

Día 20/07/2013
El pasado día 4 de julio, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, firmó el decreto por el que se inicia la fase previa del proceso diocesano de canonización de la Hermana Juana Méndez Romero, conocida como Hermana Juanita.
Este documento tiene un doble objetivo. Por un lado, «hacer pública la petición del Postulador —el sacerdote Miguel Varona—, y por otro ofrecer a todos los fieles de la Diócesis la posibilidad de aportar noticias útiles referentes a esta causa», según indicó el obispo.
Nacida en la Diócesis de Córdoba en 1937, la Hermana Juana Méndez Romero se consagró como religiosa Obrera del Corazón de Jesús. Según comenta el obispo en su decreto, su vida «estuvo marcada por el dolor físico vivido y ofrecido por los seres humanos que sufren y por la Iglesia, destacó por su sencillo trato y actitud de escucha y donación a cuantos se acercaron a ella, cultivó una intensa vida de oración y unión a Cristo Crucificado y sus virtudes heroicas suscitaron la admiración de muchas personas que buscaban su consejo y escucha».
A lo largo de toda su vida profesó gran amor, fe y cercanía a la Virgen. Siempre fue su gran compañera de camino, su modelo en el seguimiento de Jesús. Desde los 13 años que se consagra por completo a María, Juanita renueva su consagración el día de la Inmaculada
La Hermana Juanita murió el 5 de abril de 1990. Sus restos fueron sepultados en el cementerio municipal de Villanueva de Córdoba, pero posteriormente fueron trasladados a la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús.

Evangelio del Décimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario

Yo os digo: Pedid y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá”. Es fácil que Jesús haya pronunciado estas palabras cuando se movía por las aldeas de Galilea pidiendo algo de comer, buscando acogida y llamando a la puerta de los vecinos. Él sabía aprovechar las experiencias más sencillas de la vida para despertar la confianza de sus seguidores en el Padre Bueno de todos.
Curiosamente, en ningún momento se nos dice qué hemos de pedir o buscar ni a qué puerta hemos de llamar. Lo importante para Jesús es la actitud. Ante el Padre hemos de vivir como pobres que piden lo que necesitan para vivir, como perdidos que buscan el camino que no conocen bien, como desvalidos que llaman a la puerta de Dios.
Las tres llamadas de Jesús nos invitan a despertar la confianza en el Padre, pero lo hacen con matices diferentes. “Pedir” es la actitud propia del pobre. A Dios hemos de pedir lo que no nos podemos dar a nosotros mismos: el aliento de la vida, el perdón, la paz interior, la salvación. “Buscar” no es solo pedir. Es, además, dar pasos para conseguir lo que no está a nuestro alcance. Así hemos de buscar ante todo el reino de Dios y su justicia: un mundo más humano y digno para todos. “Llamar” es dar golpes a la puerta, insistir, gritar a Dios cuando lo sentimos lejos.

domingo, 21 de julio de 2013

Evangelio del Décimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario

Nada hay más necesario



El episodio es algo sorprendente. Los discípulos que acompañan a Jesús han desaparecido de la escena. Lázaro, el hermano de Marta y María, está ausente. En la casa de la pequeña aldea de Betania, Jesús se encuentra a solas con dos mujeres que adoptan ante su llegada dos actitudes diferentes.
Marta, que sin duda es la hermana mayor, acoge a Jesús como ama de casa, y se pone totalmente a su servicio. Es natural. Según la mentalidad de la época, la dedicación a las faenas del hogar era tarea exclusiva de la mujer. María, por el contrario, la hermana más joven, se sienta a los pies de Jesús para escuchar su palabra. Su actitud es sorprendente pues está ocupando el lugar propio de un “discípulo” que solo correspondía a los varones.
En un momento determinado, Marta, absorbida por el trabajo y desbordada por el cansancio, se siente abandonada por su hermana e incomprendida por Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano”. ¿Por qué no manda a su hermana que se dedique a las tareas propias de toda mujer y deje de ocupar el lugar reservado a los discípulos varones?

sábado, 13 de julio de 2013

Evangelio del Decimo Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

“Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”. Esta es la herencia que Jesús ha dejado a la humanidad. Para comprender la revolución que quiere introducir en la historia, hemos de leer con atención su relato del “buen samaritano”. En él se nos describe la actitud que hemos de promover, más allá de nuestras creencias y posiciones ideológicas o religiosas, para construir un mundo más humano.
En la cuneta de un camino solitario yace un ser humano, robado, agredido, despojado de todo, medio muerto, abandonado a su suerte. En este herido sin nombre y sin patria resume Jesús la situación de tantas víctimas inocentes maltratadas injustamente y abandonadas en las cunetas de tantos caminos de la historia.