domingo, 26 de enero de 2014

Evangelio del Tercer Domingo del Tiempo ordinario

Algo nuevo y bueno


El primer escritor que recogió la actuación y el mensaje de Jesús lo resumió todo diciendo que Jesús proclamaba la “Buena Noticia de Dios”. Más tarde, los demás evangelistas emplean el mismo término griego (euanggelion) y expresan la misma convicción: en el Dios anunciado por Jesús las gentes encontraban algo “nuevo” y “bueno”. ¿Hay todavía en ese Evangelio algo que pueda ser leído, en medio de nuestra sociedad indiferente y descreída, como algo nuevo y bueno para el hombre y la mujer de nuestros días? ¿Algo que se pueda encontrar en el Dios anunciado por Jesús y que no proporciona fácilmente la ciencia, la técnica o el progreso? ¿Cómo es posible vivir la fe en Dios en nuestros días?
En el Evangelio de Jesús los creyentes nos encontramos con un Dios desde el que podemos sentir y vivir la vida como un regalo que tiene su origen en el misterio último de la realidad que es Amor. Para mí es bueno no sentirme solo y perdido en la existencia, ni en manos del destino o el azar. Tengo a Alguien a quien puedo agradecer la vida.

domingo, 19 de enero de 2014

Una oración desde el corazón

Tú esperabas con ansia, mi respuesta, mi fuerza...
yo escuché cada una de tus palabras, tu grito y tus susurros, y puse en tu boca un canto nuevo, una voz menos urgente, menos desesperada, un canto de evangelio, de justicia, de verdad.
Yo no quiero sacrificios estériles, u ofrendas vacías. no necesito nada de eso.
Quiero que abras el oído para escuchar mi voz, y todas las voces del mundo.
Entonces tú me dices que estás aquí, que quieres hacer mi voluntad y yo me alegro hasta la entraña, porque mi voluntad es tu bien, y el bien de cada ser humano.
Proclamas la salvación ante la gran asamblea, y tu vida habla de amor, de esperanza y de Vida.
y yo, el Señor, lo sé.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj, sobre el Salmo 40

sábado, 18 de enero de 2014

Evangelio del Segundo Domingo del Tiempo Ordinario


Las primeras comunidades cristianas se preocuparon de diferenciar bien el bautismo de Juan que sumergía a las gentes en las aguas del Jordán y el bautismo de Jesús que comunicaba su Espíritu para limpiar, renovar y transformar el corazón de sus seguidores. Sin ese Espíritu de Jesús, la Iglesia se apaga y se extingue.

Sólo el Espíritu de Jesús puede poner más verdad en el cristianismo actual. Solo su Espíritu nos puede conducir a recuperar nuestra verdadera identidad, abandonando caminos que nos desvían una y otra vez del Evangelio. Solo ese Espíritu nos puede dar luz y fuerza para emprender la renovación que necesita hoy la Iglesia.

viernes, 10 de enero de 2014

Evangelio delDomingo del Bautismo del Señor

Una nueva etapa


Antes de narrar su actividad profética, los evangelistas nos hablan de una experiencia que va a transformar radicalmente la vida de Jesús. Después de ser bautizado por Juan, Jesús se siente el Hijo querido de Dios, habitado plenamente por su Espíritu. Alentado por ese Espíritu, Jesús se pone en marcha para anunciar a todos, con su vida y su mensaje, la Buena Noticia de un Dios amigo y salvador del ser humano.
No es extraño que, al invitarnos a vivir en los próximos años “una nueva etapa evangelizadora”, el Papa nos recuerde que la Iglesia necesita más que nunca “evangelizadores con Espíritu”. Sabe muy bien que solo el Espíritu de Jesús nos puede infundir fuerza para poner en marcha la conversión radical que necesita la Iglesia. ¿Por qué caminos?