Dios ama al mundo
No
es una frase más. Palabras que se podrían eliminar del Evangelio, sin
que nada importante cambiara. Es la afirmación que recoge el núcleo
esencial de la fe cristiana. «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su
Hijo único». Este amor de Dios es el origen y el fundamento de nuestra esperanza.
«Dios ama el mundo». Lo ama tal como es. Inacabado e incierto. Lleno de conflictos y contradicciones. Capaz de lo mejor y de lo peor.
Este mundo no recorre su camino solo, perdido y desamparado. Dios lo
envuelve con su amor por los cuatro costados. Esto tiene consecuencias
de la máxima importancia.
Jesús es, antes que nada, el «regalo» que Dios ha hecho al mundo, no solo a los cristianos.
Los investigadores pueden discutir sin fin sobre muchos aspectos de su
figura histórica. Los teólogos pueden seguir desarrollando sus teorías
más ingeniosas. Solo quien se acerca a Jesucristo como el gran regalo de
Dios, puede ir descubriendo en todos sus gestos, con emoción y gozo, la
cercanía de Dios a todo ser humano.