Lenguaje de gestos
El evangelista Juan no dice que Jesús hizo «milagros» o «prodigios». Él los llama «signos» porque son gestos que apuntan hacia algo más profundo
de lo que pueden ver nuestros ojos. En concreto, los signos que Jesús
realiza, orientan hacia su persona y nos descubren su fuerza salvadora.
Lo sucedido en Caná de Galilea es el comienzo de
todos los signos. El prototipo de los que Jesús irá llevando a cabo a lo
largo de su vida. En esa «transformación del agua en vino» se nos
propone la clave para captar el tipo de transformación salvadora que
opera Jesús y el que, en su nombre, han de ofrecer sus seguidores.
Todo ocurre en el marco de una boda, la fiesta humana por
excelencia, el símbolo más expresivo del amor, la mejor imagen de la
tradición bíblica para evocar la comunión definitiva de Dios con el ser
humano. La salvación de Jesucristo ha de ser vivida y ofrecida por sus seguidores como una fiesta que da plenitud a las fiestas humanas cuando estas quedan vacías, «sin vino» y sin capacidad de llenar nuestro deseo de felicidad total.