No cerrar el horizonte

Por otra parte, está creciendo el desencanto, el escepticismo y la incertidumbre ante el futuro.
Hay tanto sufrimiento absurdo en la vida de las personas y de los
pueblos, tantos conflictos envenenados, tales abusos contra el Planeta,
que no es fácil mantener la fe en el ser humano.
Sin embargo, el desarrollo de la ciencia y la tecnología esta
logrando resolver muchos males y sufrimientos. En el futuro se
lograrán, sin duda, éxitos todavía más espectaculares. Aún no somos
capaces de intuir la capacidad que se encierra en el ser humano para
desarrollar un bienestar físico, psíquico y social.
Pero no sería honesto olvidar que este desarrollo prodigioso nos va
“salvando” solo de algunos males y de manera limitada. Ahora
precisamente que disfrutamos cada vez más del progreso humano, empezamos
a percibir mejor que el ser humano no puede darse a sí mismo todo lo que anhela y busca.
¿Quién nos salvará del envejecimiento, de la muerte inevitable o
del poder extraño del mal? No nos ha de sorprender que muchos comiencen a
sentir la necesidad de algo que no es ni técnica ni ciencia ni doctrina
ideológica. El ser humano se resiste a vivir encerrado para siempre en esta condición caduca y mortal.
Sin embargo, no pocos cristianos viven hoy mirando exclusivamente a
la tierra. Al parecer, no nos atrevemos a levantar la mirada más allá
de lo inmediato de cada día. En esta fiesta cristiana de la Ascensión del Señor quiero
recordar unas palabras del aquél gran científico y místico que fue
Theilhard de Chardin: “Cristianos, a solo veinte siglos de la Ascensión,
¿qué habéis hecho de la esperanza cristiana?”.
En medio de interrogantes e incertidumbres, los seguidores de Jesús
seguimos caminando por la vida, trabajados por una confianza y una
convicción. Cuando parece que la vida se cierra o se extingue, Dios
permanece. El misterio último de la realidad es un misterio de Bondad y
de Amor. Dios es una Puerta abierta a la vida que nadie puede cerrar.
José Antonio Pagola
1 de junio de 2014
Ascensión del Señor(A)
Mateo,28, 16-20
Ascensión del Señor(A)
Mateo,28, 16-20
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