Empujados al desierto
Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto
como un resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el
evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una
iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta
colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de
éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.
Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios.
El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle
caminos al Señor en el corazón del pueblo. Así se pensaba en la época de
Jesús.
En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Solo que provienen de «Satanás»,
el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de
Dios. Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo
ve actuando en todos aquellos que lo quieren desviar de su misión,
incluido Pedro.
El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven».
Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los
peligros que amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles»,
los seres más buenos de la creación, evocan la cercanía de Dios que
bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión.
El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los
estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis, secularización,
rechazo por parte del mundo moderno... Pero tal vez, desde una lectura
de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a
este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos
de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados
inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos.
Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación
que hemos de agradecer a Dios. Él seguirá cuidando su proyecto. Solo se
nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar
una vez más de la conversión a Jesucristo.
José Antonio Pagola
1 Cuaresma - B
(Marcos 1,12-15)
(Marcos 1,12-15)
22 de febrero 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario