No desviarnos del amor

El evangelista Juan pone en boca de Jesús
un largo discurso de despedida
en el que se recogen, con una intensidad especial, algunos rasgos
fundamentales que han de recordar sus discípulos a lo largo de los
tiempos para ser fieles a su persona y a su proyecto. También en
nuestros días.
«Permaneced en mi amor». Es lo primero. No se trata solo de vivir en una religión, sino de vivir en el amor
con que nos ama Jesús, el amor que recibe del Padre. Ser cristiano no
es en primer lugar un asunto doctrinal, sino una cuestión de amor. A lo
largo de los siglos, los discípulos conocerán incertidumbres, conflictos
y dificultades de todo orden. Lo importante será siempre no desviarse
del amor.