Confianza y responsabilidad
Al evangelio original de Marcos se le añadió en algún momento un apéndice donde se recoge este mandato final de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
El Evangelio no ha de quedar en el interior del pequeño grupo de sus
discípulos. Han de salir y desplazarse para alcanzar al «mundo entero» y
llevar la Buena Noticia a todas las gentes, a «toda la creación».
Sin duda, estas palabras eran escuchadas con entusiasmo cuando los
cristianos estaban en plena expansión y sus comunidades se multiplicaban
por todo el Imperio, pero ¿cómo escucharlas hoy cuando nos
vemos impotentes para retener a quienes abandonan nuestras iglesias
porque no sienten ya necesidad de nuestra religión?
Lo primero es vivir desde la confianza absoluta en la acción de
Dios. Nos lo ha enseñado Jesús. Dios sigue trabajando con amor infinito
el corazón y la conciencia de todos sus hijos e hijas, aunque nosotros
los consideremos «ovejas perdidas». Dios no está bloqueado por ninguna crisis.
No está esperando a que desde la Iglesia pongamos en marcha nuestros planes de restauración o nuestros proyectos de innovación. Él sigue actuando en la Iglesia y fuera de la Iglesia. Nadie vive abandonado por Dios, aunque no haya oído nunca hablar del Evangelio de Jesús.
Pero todo esto no nos dispensa de nuestra responsabilidad. Hemos de
empezar a hacernos nuevas preguntas: ¿Por qué caminos anda buscando Dios
a los hombres y mujeres de la cultura moderna? ¿Cómo quiere hacer presente al hombre y a la mujer de nuestros días la Buena Noticia de Jesús?
Hemos de preguntarnos todavía algo más: ¿Qué llamadas nos
está haciendo Dios para transformar nuestra forma tradicional de pensar,
expresar, celebrar y encarnar la fe cristiana de manera que propiciemos
la acción de Dios en el interior de la cultura moderna? ¿No
corremos el riesgo de convertirnos, con nuestra inercia e inmovilismo,
en freno y obstáculo cultural para que el Evangelio se encarne en la
sociedad contemporánea?
Nadie sabe cómo será la fe cristiana en el mundo nuevo que está
emergiendo, pero, difícilmente será «clonación» del pasado. El Evangelio
tiene fuerza para inaugurar un cristianismo nuevo.
José Antonio Pagola
Ascensión del Señor - B
(Marcos 16,15-20)
(Marcos 16,15-20)
17 de mayo 2015
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